lunes, 25 de enero de 2010

4

Predica la Palabra

4 1 Te ruego delante de Dios y de Cristo Jesús, que ha de juzgar a los vivos y a los muertos, y, puestos los ojos en su Venida y su Reino, te digo: 2 Predica la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, rebatiendo, amenazando o aconsejando, siempre con paciencia incansable y preocupado de enseñar. 3 Pues vendrá un tiempo en que los hombres ya no soportarán la sana doctrina, sino que se buscarán un montón de maestros. 4 Estarán ávidos de novedades y se apartarán de la verdad para volverse hacia puros cuentos.
5 Por eso tú sé prudente, no hagas caso de tus propias penas, dedícate a tu trabajo de evangelista, cumple tu ministerio.
6 Para mí ha llegado la hora del sacrificio y se acerca el momento de mi partida. 7 He combatido el buen combate, he terminado mi carrera, siempre fiel a la fe. 8 Por lo demás ya me está preparada la corona de los santos, que el Señor con que me premiará aquel día el Señor, justo juez; y conmigo la recibirán todos aquellos que anhelaron su venida gloriosa.


Ultimas recomendaciones

9 Apresúrate a venir a mí lo antes posible. 10 Debes saber que me ha abandonado Demas, por amor a las cosas de este mundo; volvió a Tesalónica; Crescente ha ido a Galacia, y Tito a Dalmacia. 11 Solamente Lucas está conmigo. Llama a Marcos y dile que venga contigo, porque me será muy útil para el ministerio. 12 A Tiquico lo mande a Éfeso.

13 Al venir trae la capa que dejé en Troas en casa de Carpo, y también los libros, sobre todo los pergaminos. 14 El herrero Alejandro, me ha hecho mucho daño. El Señor le su merecido por lo que ha hecho. 15 Desconfía tú también de él, ya que ha sido muy contrario a nuestra predicación.
16 La primera vez que presenté mi defensa, nadie me ayudó. Todos me abandonaron. ¡ Que no les sea tomado en cuenta! 17 El Señor, en cambio, estuvo a mi lado, llenándome de fuerza, para que la predicación del mensaje fuera llevada a cabo por mí, llegando a a oídos de todas las naciones. Y quedé libre de la boca del león. 18 El Señor me librará de todo mal y me salvará, llevándome a su reino celestial. Gloria a El por los siglos de los siglos. Amén.
19 Saludos a Prisca y a Aquilas, lo mismo que a la familia de Onesíforo. 20 Erasto quedó en Corinto. Dejé a Trófimo enfermo en Mileto.
21 Haz todo lo posible por venir antes del invierno. Te saludan Eubulo, Pudente, Lino, Claudio y todos los hermanos. El Señor sea contigo. 22 La gracia sea con ustedes.

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