jueves, 19 de abril de 2012

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8 Las aguas inundaron la tierra por espacio de ciento cincuenta días. 1 Y Dios se acordó de Noé y de todas las fieras salvajes y de los otros anmales que estaban con él en el arca.

2 Los manantiales que brotaban desde el fondo del mar y las compuertas del cielo, que estaban abiertas, se cerraron, y la l luvia cesó de caer sobre la tierra.

3 Las aguas iban bajando en la superficie de la tierra. Comenzaron a bajar al cabo de ciento cincuenta días. 4 El día diecisiete del séptimo mes, el Arca desacansó sobre los montes de Ararat. 5 Y las aguas siguieron bajando hasta el mes décimo, hasta que el día primero de este mes aparecieron las cumbres de los montes.

6 Después de cuarenta días, Noé abrió la ventana que había hecho en el Arca 7 y soltó al cuervo, el cual revoloteaba sobre las aguas, yendo y viniendo, hasta que se evaporaron las aguas de la tierra. 8 Después, Noé soltó a la paloma, para ver si las aguas habían bajado en la superficie de la tierra.
9 La paloma, no encontrarndo dónde posarse, volvió al Arca, pues todavía las aguas cubrían toda la superficie de la tiera. Noé alargó la mano, tomó la paloma y la hizo entrar en el Arca. 10 esperó siete días más y de nuevo soltó a la paloma fuera del Arca. 11 La palmoa volvió al atardecer, trayendo en su pico una rama verde de olivo.
Así,  Noé se dio cuenta que las aguas habían bajado en la superficie de la tiera. 12 Aún esperó otros siete días más y soltó a la paloma, que ya no volvió más al Arca. 13 Noé retiró la cubierta del Arca, miróy vio que la superficie del suelo estaba seca.

14 El día veintisiete del segundo mes del año seiscientos uno de la vida de Noé quedó seca la tierra. 15 Entonces Dios habló de esta manera a Noé: 16 “Sal del arca, tú y tu esposa, tu hijos y tus nueras. 17 Saca también contigo a todos los seres vivientes que tienes dentro, de cualquier especie, ya sean aves, animales o reptiles que se arrastran por el suelo; que pululen, llenen la tierra y se multipliquen.” 18 Salió, pues, Noé y con él sus hijos, su esposa y sus nueras. 19 Todos los animales salvajes y domésticos, todas las aves y todos los reptiles que se arrastren sobre la tierra salieron por familias del arca.

+ 20 Noé construyó un altar a Yaé y, tomando de todos los animales puros y de todas las aves puras, ofreció sacrificios en el altar. 21 Al aspirar el agradable aroma, Yavé decidió: “Nunca más maldeciré la tierra por culpa del hombre, pues veo que desde su infancia está inclinado al mal. Ni volveré más a castigar a todo ser viviente como acabo de hacerlo.”

22 Mientras dure la tierra,
habrá siembra y cosecha,
pues nunca cesarán
ni el frío ni el calor,
ni el verano o el invierno
ni los días o las noches.


+ Nunca más maldeciré la tierra por culpa del  hombre. Con estas palabras la Biblia nos asegura que los errores y los crímenes de los hombres no podrán llevar al caos la historia. No solamente el sol dará su calor y la tierra el pan, sino que, en cada siglo, la humanidad encontrará una solución para sus problemas.


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