martes, 3 de abril de 2012

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n 39 1  José, pues, fue conducido a Egipto y Putifar, funcionario del palacio de Faraón y capitán de la guardia, lo compró a los ismaelitas que lo habían traído. 2 Yavé favoreció a José mientras éste estuvo en la casa del egipcio, su amo, y por eso le iba bien en todo.
3 El egipcio vio que Yavé asistía a José y que prosperaba en sus manos todo cuanto emprendía. José le cayó en gracia a su amo, 4 quien lo retuvo junto a él, lo hizo mayordomo de su casa y le confió todo cuanto tenía. 5 Desde ese momento, Yavé bendijo la casa del egipcio, en consideración a José. 5 Dio prosperidad tanto a la casa como al campo. En vista de esto, el egipcio dejó que José administrar todo cuando poseía. Ya no se preocupó más que de lo que comería.
7 José era de aspecto varonil y de buena presencia. Por causa de eso la esposa de su amo puso sus ojos en José y le dijo: “Acuéstate conmigo.” 8 Pero éste se negó y le dijo: “Mi señor confía tanto en mí que no se preocupa para nada de lo que pasa en la casa y ha puesto en mis manos cunto le pertenece. 9 Aquí mismo tengo tanto poder como él. Nada me ha prohibido, excepto a ti, porque eres su esposa. ¿Cómo voy a  hacer entonces este mal tan grande, pecando contra Dios?” 10 Y aunque ella insistía, día tras día, José se negaba a acostarse a su lado y estar con ella.
11 Cierto día, José entró para cumplir su oficio y no había allí 9 ninguno de los sirvientes. 12 La mujer, que estaba sola, tomándolo de la ropa le dijo: “Acuéstate conmigo.” Pero él, dejándole su ropa en la mano, salió huyendo. 13 Ella, entonces, llamó a sus sirvientes y les dijo: “Miren, han traído a este hebreo para que se burle de nosotros. Ha querido aprovecharse de mí, 15 pero yo he gritado. Al sentir que yo gritaba pidiendo auxilio salió huyendo y dejó su ropa en mis manos.”
16 Puso la ropa al lado suyo hasta que el patrón llegara a la casa 17 y le repitió las mismas palabras: “El esclavo hebreo, que tú nos trajiste, se me acercó para burlarse de mí. 18 Cuando grité pidiendo auxilio, salió huyendo y dejó su ropa en mis manos.” 19 Cuando el patrón se informó de todo lo que le contara su esposa. “Mira lo que me ha hecho tu esclavo”, se enojó mucho. 20 Tomó preso a José y lo echó a la cárcel, donde estaban encarcelados los prisioneros del rey.
Y José quedó encarcelado, 21 pero Yavé lo asistió y lo trató con misericordia. Hizo que cayera en gracia al alcalde. 22 Este le confió el cuidado de los presos. Todo cuando allí se hacía, José lo digiría. 23 El alcalde no controlaba nada de cuanto administraba José, pues decía: “Yavé está con él y hace que le vaya bien en todo:”

n Después de su desgracia, José se porta como modelo de honradez, de fidelidad y de constancia. Es el primero de esos justos humillados de la Bilia que esperan de Dios su premio.
En la Biblia hubo muchos hombres libertadores y salvadores antes de que llegara el Salvador Hijo de Dios. Todos fueron probados antes de tener éxito; muchos fueron despreciados por los suyos.
Lo de José con la esposa de Putifar es una lección sobre la verdadera hombría. La Biblia ve en la fidelidad y el respeto al matrimonio una de las virtudes del hombre auténtico.

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