martes, 3 de abril de 2012

37



37 Jacob, por su parte, se estableció en Canaán, país donde había vivido su padre.

José y sus hermanos

¡ 2 José era un joven de diecisiete años que se dedicaba a cuidar las ovejas con sus hermanos, los hijos de Bilá y de Zelfa, mujeres de su padre. José le contaba a su padre todo lo que se decía sobre la mala conducta de ellos. 3 Israel quería a José más que a todos sus otros hijos, pues lo había tenido en su vejez,  y le había hecho una túnica con mangas. 4 Sus hermanos, viendo que José era el preferido de su padre, comenzaron a odiarlo, llegando hasta no querer conversar con él.
5 Tuvo José un sueño y se lo contó a sus hermanos: 6 “Miren, les dijo, el sueño que tuve: 7 Estábamos nosotros atando gavillas en medio del campo, cuando sucedió que mi gavilla se levantaba y peramanecía en pie, mientras las de ustedes la rodeaban y se inclinaban ante la mía.” 8 Sus hermanos le dijeron: “¿Eso quiere decir acaso que tú vas a reinar sobre nosotros, o que deseas mandarnos?” Y lo aborrecieron aun más a causa de sus sueños y de sus palabras.
9 Tuvo José todavía otro sueño, que también se lo contó: “Me parecía que el sol, la luna y once estrellas se postraban ante mí.” 10 Su padre, que también lo escuchaba, lo reprendió así: “¿Qué sueño es ese que has tenido? ¿Acaso yo, tu madre y tus hermanos deberemos postrarnos ante ti?”
21 Con esto sus hermanos se  pusieron envidiosos con él, mientras que su padre conservaba esto en la memoria.

Vendido por sus hermanos


+ 12 Sus hermanos habían ido a cuidar el rebaño de su padre en Siquem, y 13 dijo Israel a José: “Tus hermanos cuidan las ovejas en los pastos de Siquem; ven, quiero mandarte con ellos.” Contestó José: “Aquí estoy”, 14 y ordenó Israel: “Anda a ver cómo está el rebaño y cómo se encuentran tus hermanos, y ven después a contármelo.” Lo envió desde el valle de Hebrón, José llegó a Siquem. 15 Un hombre que lo vio que andaba perdido por los campos y le preguntó: “¿Qué buscas?” 16 Y el respondió: “Busco a mis hermanos; por favor, dime dónde están sus rebaños.” El hombre le contestó: “Se han ido de aquí, pues les oí decir: vámonos a Dotán.”
17 José salió a buscar a sus hermanos y los encontró en Dotán. 18 Al verlo dsde lejos, y antes de que llegara, se pusieron de acuerdo para matarlo. 19 Dijeron: “Allí viene el soñador. 20 Vamos, pues, y matémoslo, echándolo en un hoyo cualquiera y diremos que un animal feroz lo devoró. ¡Ahí vamos a ver en qué quedan sus sueños.”
21 Al oír esto, Rubén quiso salvarlo y les dijo: “No lo matemos, 22 ni derramemos su sangre. Echémoslo a ese pozo desierto, pero no pongan las manos sobre él.” Esto era para liberarlo de ellos y devolverlo luego a su padre.
23 Fue así que cuando José llegó junto a ellos, le sacaron la túnica con mangas que llevaba puesta, 24 lo tomaron y lo arrojaron a un pozo en el cual no había agua.
26 Se sentaron para comer y, alzando los ojos, vieron una caravana de ismaelitas que venía de Galaad y cuyos camellos iban cargados de estoraque y otras especies que llevaban de Egipto.
26 Dijo entonces Judá a sus hermanos: “¿Qué sacaríamos con matar a nuestro hermano y con ocultar su muerte? 27 Mejor vendámoslo  a esos ismaelitas y no lo matemos, pues es nuestro propio hermano.” Sus hermanos estuvieron de acuerdo.
28 Pasaron unos mercaderes madianitas. Entonces los hermanos de José lo sacaron del pozo y lo vendieron por veinte monedas de plata (estos ismaelitas llegaron a José a Egipto) 29 Cuando Rubén volvió al pozo, al no encontrar a José, rasgó sus vestidos, 30 fue donde sus hermanos y les dijo: “El muchacho ya no está. ¿Y qué hago ahora?” 31 Entonces tomaron la túnica de José y, degollando un cabrito, la tiñeron con sangre. 32 La llevaron a su padre Jacob y le dijeron: “Esto hemos encontrado. ¿No será la túnica de tu hijo?”
33 Jacob la reconoció y exclamó: “Es la túnica de José. Algún animal feroz lo ha devorado. Ha sido despedazado.” 34 Desgarró sus vestidos. Se vistió con un saco e hizo duelo por su hijo durante muchos días. 35 Todos sus hijos e hijas acudieron a consolarlo, pero él decía: “Quiero descender enlutado donde está mi hijo, al lugar de los muertos.” 36 Y lloraba. Entretanto, los madianitas vendieron a José en Eigpto, a Putifar, funcionario del palacio de Faraón, y capitán de la guardia.

¡ La historia de José empieza aquí y sigue hasta el final del Génesis, como un transición entre los Patriarcas y los acontecimientos del Exodo, que vendrán después.
José, el penúltimo de los hijos de Jacob, es presentado como el más importante de los doce hermanos. Los sueños del joven José nos indican que todo lo que le va a ocurrir no es pura casualidad, sino que sirve a los planes de Dios; por medio él Dios salvará del hambre a toda su familia.
La larga historia tan conmovedora de José, vendido por sus hermanos, y salvador de ellos, es en la Biblia la primera figura de la Pasión, de la Muerte y de la Resurrección de Cristo.
Jacob lo prefería por ser el hijo de la vejez. El hijo más querido y también el más delicado. Entre sus hermanos, rudos y poco escrupulosos, José demuestra nobleza desde su juventud ese hijo de pastores manifiesta que está hecho para grandes cosas.


+ La envidia llega hasta la locura y al crimen entre hermanos. Dios acepta que los hermanos sigan caminos opuestos, unos hacia el bien, otros hacia el mal, pero esto no quiere decir que los “buenos” se aparten y se olviden de los “malos” José salvará a sus hermanos.
El presente relato nos invita a ver el papel de la prueba para llevarnos a una vida más espiritual. Esta vida espiritual más profunda nos lleva a su vez a una vida familiar y social más fecunda.

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