miércoles, 21 de marzo de 2012

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Octava plaga: las langostas

¡10 1 Yavé dijo a Moisés: “Ve donde Faraón, porque he endurecido su corazón y el de sus ministros, con el fin de realizar mis prodigios en medio de ellos, 2 y para que tú puedas contar a tus nietos cuántas veces he destrozados  los egipcios y cuántos prodigios he obrado contra ellos; así conocerán ustedes que yo soy Yavé.”
3 Entrando Moisés y Aarón en el palacio de Faraón, le dijeron: “Esto dice Yavé, Dios de los hebreos: ¿Hasta cuándo te negarás a someterte? Deja que mi pueblo salga a ofrecerme sacrificios. 4 Porque si te niegas a que salgan, mañana mandará langostas a tu país. 5 Cubrirán toda la superficie del país, de suerte que ya no se vea la tierra, y devorarán todo lo que a ustedes les queda, todo lo que no destrozó el granizo, y además roerán todos los árboles que tienen en el campo. 6 Llenarán tu casa, las de tu ministros y las de todo tu pueblo, en tal cantidad como no vieron tus padres ni los padres de tus padres, desde los más antiguos hasta el día de hoy.” Dicho esto, volvió las espaldas y dejó a Faraón.
7 Los servidores de Faraóbn le dijeron: “¿Hasta cuándo va a ser nuestra ruina este hombre? Deja salir a esa gente para que ofreacan sacrificios a su Dios. ¿No te das cuenta como está arruinado el país?”
8 Así que llamaron a Moisés y a Aarón ante Faraón, el cual les dijo: “Vayan y ofrezcan sacrificios a Yavé, el Dios de ustedes. Mas ¿quiénes van a ir?” 9 Respondió Moisés: “Saldremos con nuestros niños y ancianos, hijos e hijas, con nuestras ovejas y nuestros vacunos, porque para nosotros es la gran fiesta de Yavé.” 10 Faraón replicó: “¡Que Yavé los ayude! ¡Espérense que los voy a dejar partir con sus niños! ¡Se ve cuáles son sus malas intenciones! 11 De ninguna manera. Irán solamente los hombres y ofrecerán sacrificios  a Yavé si eso es lo que buscan.”
En seguida fueron echados de la presencia de Faraón.
12 Yavé, entonces, dijo a Moisés: “Extiende tu mano sobre la tierra de Egipto para que venga la langosta y devore toda la hierba del campo, todo lo que quedó después del granizo.” 13 Moisés extendió su bastón sobre el país de Egipto, y envió Yavé un viento del oriente todo aquel día y aquella noche. 14 Al amanecer, el viente del oriente había traído las langostas que invadieron Egipto y se desparramaron por todas las tierras en tal cantidad que nunca habían visto tantas, ni jamás volverán a verlas. Ocultaronla luz del sol y cubrieron todas las tierras; 15 devoraron toda la hierba del campo, y todos los frutos de los árboles que el granizo había dejado fueron devorados; no quedó nada verde en todo Egipto, ni de los árboles, ni de la hierba del campo.
16 En vista de esto, a toda prisa llamó Faraón a Moisés y a Aarón para decirles: “He pecado contra Yavé, el Dios de ustedes, y contra ustedes. 17 Ahora perdóname, por favor, mi pecado, al menos por esta vez. Pidan a Dios que nos haga un último favor al apartar de nosotros esta plaga.”
18 Salió Moisés de la presencia de Faraón y rogó a Yavé, 19 el cual hizo soplar un viento muy fuerte del mar, que arrastró todas las langostas hasta el mar Rojo. Ni una sola quedó en todos los confines de Egipto.
20 Pero Yavé hizo que Faraón continuara en su porfía y no dejara salir a Israel.

Novena plaga: las tinieblas

21 Yavé dijo a Moisés: “Extiende tu mano  hacia el cielo y habrá tinieblas sobre el país de Egipto, tan densas que caminarán a tientas.” 22 Así lo hizo Moisés, y al instante negras tinieblas cubrieron Egipto por espacio de tres días. 23 No podían verse unos a otros, ni nadie pudo moverse durante los tres días;  sin embargo, para los hijos de Israel había luz donde vivían.
24 Faraón llamó a Moisés y le dijo: “Vayan a ofrecer sacrificios a Yavé y, si quieren, podrán llevar a sus niñ{os. Que se queden solamente sus ovejas y sus vacunos.”
25 Respondió Moisés: “¿Y tú mismo nos proporcionarás animales para los sacrificios y holocaustos? 26 No. También nuestro ganado vendrá con nosotros, hasta la última uña; pues de ellos escogeremos las víctimas que ofreceremos a Yavé. 27 Además, hasta que lleguemos al lugar, no sabremos cuáles animales tendremos que ofrecerle.”
28 Faraón dijo a Moisés: “Retírate de mi presencia y ya no vuelvas; la vez que te presentes, morirás.” 29 Y Moisés respondió: “Así será como tú dices: ya no me presentaré delante de ti.”

¡ He endurecido su corazón. La Biblia no niega que el hombre tenga la responsabilidad de sus actos: Faraón es el que se endurece. Pero también sabe que nada sucede que Dios no haya permitido y que no sirva de alguna manera sus proyectos. Es lo que quería significar el  escritor con esta expresión: he endurecido su corazón, en un tiempo en que todavía faltaban los matices para decirlo mejor. Entendamos “mis proyectos se realizarán mejor con la negativa de Faraón:”

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