JOSUÉ
INTRODUCCIÓN A JOSUÉ
Moisés condujo a los israelitas hasta
las llanuras de Moab, al otro lado del Jordán; les faltaba entrar en la Tierra
Prometida a sus antepasados.
A pesar de la recia dirección de
Moisés, Israel no era una nación organizada; solamente el agrupamiento de
varias tribus, familias y poblaciones, unidas por su común aventura. Al leer
detenidamente la Biblia, parece que parte de
ellas no se quedaron con Moisés en el oasis de Cadés y entraron en
Palestina por el sur, antes que Josué. Otros habían ido a ocupar las mesetas de
Moab (Núme 32).
Los que pasaron el Jordán en tiempo
de Josué, la mayoría de las veces, penetraron pacíficamente. Con sus tiendas de
campaña y sus rebaños se instalaron en los cerros, entre las ciudades
fortificadas de los cananeos, dejándoles las llanuras, donde tenían mayor
organización. Vivieron al lado de los agricultores y se relacionaron con ellos.
Los habitantes de Canaán eran más ricos, y con una cultura superior. Muchos
israelitas adoptaron sus usos y sus dioses, corriendo el riesgo de desaparecer
como pueblo.
Los que salvaron a Israel fueron los
más valientes, que, junto a Josué, decidieron conquistar el país. Nos repugnan
las violencias que cometieron ellos, sin embargo, cumplían, con los medios de esa época, el designio de Dios. Las
ciudades y reyes de Canaán (no eran más que jefes locales) estaban muy
desunidos. Contra ellos Josué organizó una serie de golpes y asaltos, con los
que mantuvo la conciencia nacional de Israel, y empezó la lenta conquista del
país, que solamente se iba a concluir dos siglos más tarde, gracias a David.
Siempre son las minorías activas las
que hacen la historia. Cuando hablamos de la Iglesia y de su penetración en el mundo,
se trata solamente de una minoría de creyentes: los demás no son conscientes de
su misión. Asi también se habla de movimientos de emancipación. Sin embargo,
las minorías, los militantes hacen progresar toda la masa. Así pasó con Israel.
Cuando en el siglo VII antes de Cristo, es decir, cinco siglos después de
Josué, los profetas reunieron los documentos que tenían sobre la conquista con
el fin de redactar el presente libro, no pretendieron narrar una historia
exacta y completa. Se ciñeron a la narración de estas operaciones que habían
preparado y posibilitado la formación de la futura nación. No nos engañen
entonces las apariencias del libro cuando dice que “todo Israel” combatió con
Josué, o cuando da a entender que éste sometió toda Palestina matando a todos
sus ocupantes. El libro de Josué cuenta los hechos pequeños que construyeron
una gran historia.
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