martes, 7 de febrero de 2012

DEUTERONOMIO



INTRODUCCIÓN AL DEUTERONOMIO

Deuteronomio significa Segunda Ley; y fue llamado así por estar ubicado en nuestra Biblia después del conjunto de leyes que ocupan los libros del Levítico y de los Números. Sin embargo, fue escrito antes que éstos. Fue el primer intento para unificar  mandamientos y costumbres y para dar a Israel la Ley en que encontraría la vida.
Hablamos de Ley. Pero los israelitas eran muy conscientes de que Dios no les había mandado esta ley desde los altos cielos. Gozaba, por supuesto, de una inspiración divina, pero quienes la escribieron fueron los sacerdotes y profetas, resumiendo en estas páginas la experiencia adquirida a lo largo de su historia.
Pues, cuando se redactó el Deuteronomio, en el siglo VII antes de Cristo, más de quinientos años habían transcurrido desde el encuentro de Moisés con Dios. La tierra de Canaán había sido conquistada, el reino de David y Salomón se había levantado y, luego, dividido. La provincia más grande y próspera, la del norte, llamada Reino de Israel, había dejado de existir y la misma suerte amenazaba en esos años al Reino de Judá, la provincia del sur.
Fue entonces cuando llegó a ser pública esta Ley de Yavé, que denunciaba a su pueblo la causa de sus reveses y le ofrecía una oportunidad para salvarse. Olvidada en el templo durante la persecución de Manasés, su descubrimiento, en el año 622 (2 R 22), originó la reforma de Josías.

MOISÉS Y EL DEUTERONOMIO

Como sucede con otros libros de la Biblia, los autores del Deuteronomio pusieron en boca de Moisés los discursos que ellos mismos querían dirigir a su pueblo. En forma ficticia, imaginan que Moisés, poco antes de su muerte, ve de antemano la suerte trágica de su pueblo después de él. Y le atribuyen las advertencias y las leyes que todavía podían salvar a Israel. En realidad, el Deuteronomio aprovecha la predicación de los profetas referente a la justicia y el amor: es el primer esfuerzo que se haya hecho en el mundo para crear una sociedad solidaria y fraternal.

EL AMOR DE DIOS Y LA TIERRA DE LAS PROMESAS

Moisés había exigido la conquista de la tierra de Canaán. El Deuteronomio dice que, siendo esta tierra un don de Dios, Israel, para conservarla, debe observar la Ley.
Moisés había hablado de servir sólo a Yavé. El Deuteronomio, ahora, indica las grandes leyes del amor de Dios.
Dios es el que ama primero. Dios no da indiferentemente su amor a todos, sino que amó en forma especial a los que escogió para servirlo (Dt 7,6-8) Y la prueba de la elección de Israel está en las intervenciones sobrenaturales de Dios a favor suyo, cuando los sacó de Egipto (Dt 4,32-40)
Israel debe responder a Dios con un amor de corazón (lo que no estaba en los diez mandamientos) Ver Dt 6,1-9
Los israelitas deben mantenerse solidarios, capaces de amarse y perdonarse unos a otros (Dt 15) Y deben ser unidos en torno al Templo único de Jerusalén (Dt 12)

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