martes, 7 de febrero de 2012

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Otra formulación del Decálogo

5 1 Moisés reunió a todo Israel y les dijo: “Escucha, Israel, las leyes y normas que te enseño en este día, apréndelas y cuídate de ponerlas en práctica. 2 Yavé, nuestro Dios, hizo alianza con nosotros en el Horeb, 3 pues su alianza no fue solamente con nuestros padres, sino también con nosotros que hoy estamos aquí todos vivos. 4 Yavé nos habló cara a cara en el monte, desde en medio del fuego. 5 Entonces yo estaba entre Yavé y ustedes para transmitirles su palabra, y que ustedes no subieron al monte por miedo a aquel gran fuego. Estas fueron sus palabras: 6 “Yo soy Yavé, tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de la casa de la esclavitud. 7 No tendrás ídolos, no te harás figura alguna de las cosas que hay arriba en el cielo o aquí debajo en la tierra, ni de lo que hay en las aguas debajo de la tierra. 9 Ante ellas no te hincarás ni les rendirás culto; porque yo, Yavé, soy tu Dios, un Dios celoso que castigo la maldad de los padres en los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me odian, 10 y tengo misericordia por mil generaciones con los que me aman y guardan mis mandamientos.
11 No tomarás el nombre de Yavé, tu Dios, en vano, porque Yavé no dejará sin castigo a quien tome su nombre en vano.
12 Cuida de santificar el día sábado, como Yavé, tu Dios te lo manda. 13 Seis días tienes para trabajar y hacer tus quehaceres. 14 Pero  el día séptimo es el Descanso en honor de Yavé, tu Dios. No harás ningún trabajo, ni tú, ni tu hijo, ni tu hija, ni tu servidor, ni tu sirvienta, ni tu buey, ni tu burro u otro de tus animales. Tampoco trabajará el extranjero que está en tu país. Tu servidor y tu sirvienta descansarán así como tú. 15 Y no olvides que fuiste esclavo en la tierra de Egipto, de la que Yavé, tu Dios, te sacó con su mano poderosa y brazo tendido; por eso Yavé, tu Dios, te manda guardar el día sábado.
16 Honra a tu padre y a tu madre, como Yavé te lo tiene mandado, y tus días se prolongarán por mucho tiempo y te irá bien en la tierra que Yavé, tu Dios, te da.
17 No matarás.
18 No cometerás adulterio.
19 No robarás.
20 No darás falso testimonio contra tu prójimo.
21 No desearás la mujer de tu prójimo. No codiciarás la casa de tu prójimo, ni su campo, ni su servidor, ni su sirvienta, ni su buey, ni su burro, ni cosa alguna suya.
22 Estas son las palabras que dijo Yavé a toda la asamblea que estaba en el monte, desde en medio del fuego y la espesa nube. Y cuando dejó de hablar las escribió en las dos tablas de piedra que me entregó. 23 Ustedes oían aquella voz en medio de las tinieblas, mientras que el monte se ponía resplandeciente. Entonces se acercaron a mí todos los jefes de las tribus y los ancianos 24 y dijeron: “Mira que Yavé nos ha mostrado su gloria y su grandeza y hemos oído su voz en medio del fuego. Ya sabemos que la palabra de Yavé es vida para el hombre; 25 nosotros, sin embargo, vamos a morir devorados por este fuego terrible si nos quedamos escuchando la voz de Yavé, nuestro Dios. 26 ¿Qué hombre quedará con vida después de escuchar la voz de Dios vivo hablando de en medio del fuego, como lo hace ahora con nosotros?  27 Mejor, acércate tú para oír todas las cosas que Yavé, nuestro Dios, te diga. Luego tú no las dices y nosotros las pondremos en práctica.”
28 Yavé oyó las palabras de ustedes y me dijo: “He oído lo que dice este pueblo; en todo han hablado bien. 29 Ojalá que siempre tengan el mismo espíritu, me teman y guarden todos mis preceptos, para que les vaya bien a ellos y a sus hijos eternamente. 30 Levántate y diles que vuelvan a sus tiendas de campaña.
31 Pero tú quédate conmigo, que yo te enseñaré todos los mandamientos, preceptos y leyes que tú les has de enseñar para que los pongan en práctica en la tierra que yo les daré en posesión.
32 Guarden y cumplan las cosas que Yavé les tiene ordenadas. No se desvíen ni a la derecha ni a la izquierda. 33 Sigan en todo el camino que Yavé les ha marcado así vivirán y serán felices y sus días se prolongarán en la tierra que van a conquistar.

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