3 1 Al devolvernos, nos fuimos por
otro camino hacia Basán. Og, rey de Basán, y todo su pueblo vino a nuestro
encuentro y nos presentó batalla en Edreí. 2 Yavé me dijo: “No le tengas miedo
porque yo lo entregaré en tus manos, a él, a su pueblo y a su país, para que
hagas con él lo mismo que hiciste con Sijón, el rey amorreo que habitaba en
Hesbón.” 3 Y Yavé entregó en nuestras manos a Og, rey de Basán, con todo su
pueblo, a todos los pasamos a cuchillo, sin dejar a nadie con vida.
4 Nos adueñamos de todas sus
ciudades, no hubo población que se nos escapara; nos apoderamos de sesenta
ciudades: toda la comarca de Argob, del reino de Og, en Basán. 5 Todas eran
ciudades fortificadas con muros altos, con puertas y trancas, sin contar los
pueblos del campo, que eran innumerables.
6 Los consagramos en anatema,
exterminando a aquella gente, como lo habíamos hecho con Sijón, rey de Jesbón,
acabamos con todas las ciudades,
hombres, mujeres y niños. 7 Solamente guardamos como botín todo el
ganado y los despojos de las ciudades. 8 Nos hicimos dueños de la tierra
ocupada por los dos reyes amorreos, el país de Trasjordania, desde el torrente
de Amón hasta el monte Hermón. 9 (los sidonios llaman Siryón al Hermón y los
amorreos lo llaman Senir), 10 Y tomamos todas las ciudades de la meseta y toda
la tierra de Galaad y de Basán hasta Selca y Edreí, ciudades del reino de Og,
en Basán.
11 (Og, rey de Basán, era el último
superviviente de la raza de los gigantes. En Rabba, ciudad de los amonitas, se
muestra su cama de hierro, la cual tiene cuatro metros cincuenta de largo y dos
de ancho)
12 Nos adueñamos, pues, de ese país.
Yo di a las tribus de Rubén y de Gad la mitad de los cerros de Galaad con sus
ciudades, desde Aroer, situada a la orilla del torrente de Amón. 13 La otra
mitad del reino de Galaad y todo el reino de Og, o sea, el Basán, con toda la
comarca de Argob, se la entregué a la media tribu de Manasés. Todo el país de
Basán era llamado tierra de los gigantes.
18 Entonces yo les di estas órdenes:
“Yavé, nuestro Dios, les ha dado esta tierra en
propiedad. Sin embargo, en las ciudades que yo les he dado quedarán
solamente sus mujeres, sus hijos y sus rebaños, sus numerosos rebaños. 19 Todos
los hombres fuertes irán al frente de sus hermanos israelitas 20 hasta que Yavé
conceda a éstos un lugar donde puedan descansar como se lo ha concedido a
ustedes y posean ellos también la tierra que les daré al otro lado del Jordán;
entonces cada uno de ustedes volverá a la heredad propia que les he dado.”
23 Entonces supliqué a Yavé: 24
“Yavé, mi señor, tú has comenzado a
manifestar tu grandeza y tu mano fuerte, pues ¿qué Dios hay en los cielos o en
la tierra que pueda hacer obras y
hazañas como las tuyas? 25 Déjame, por favor, pasar y ver esta espléndida
tierra del otro lado del Jordán, aquellos incomparables cerros y también el
Líbano.”
26 Pero, por culpa de ustedes, Yavé
se enojó conmigo y no me escuchó, antes bien me dijo: “Basta ya, no me hables
más de eso, 27 pero sube a la cumbre del Pisga y desde allí mira al oeste y al
norte, al sur y al oriente. Tú verás la tierra, pero no pasarás ese Jordán. 28
Da tus órdenes a Josué, dale ánimo y fortaleza, pues él es quien ha de conducir
a ese pueblo y distribuirle la tierra que tú ves.”
29 Nos quedamos, pues, en el valle
frente de Pet-Peor.
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