viernes, 10 de febrero de 2012

17



+ 17 1 Yavé dijo a Moisés: 2 “Di a Eleazar, hijo del sacerdote Aarón, que saque de entre las cenizas los incensarios de esos hombres que perecieron por su pecado, porque han quedado consagrados, y que desparrame las brasas. 3 Hagan con ellos láminas de metal para cubrir el altar, pues fueron presentados a Yavé y consagrados, y, en adelante, será una lección para los hijos de Israel.”
4 El sacerdote Eleazar tomó los incensarios de bronce que habían presentado los hombres que fueron quemados y los laminó para destinarlos al altar, 5 para recordar que ningún profano, que no sea de los descendientes de Aarón, puede acercarse para ofrecer incienso a Yavé; no le vaya a pasar lo que a Coré y a su gente, según lo había dicho Yavé por medio de Moisés.

Lo que puede la oración del sacrdote

6 AL día siguiente toda la comunidad de los hijos de Israel murmuró contra Moisés y Aarón, diciendo: “Ustedes han dado muerte al pueblo de Yavé.” 7 Al amotinarse el pueblo contra Moisés y Aarón éstos se volvieron hacia la Tienda de las Citas: la Nube la cubrió y apareció la Gloria de Yavé. 6 Entonces Moisés y Aarón se acercaron a la entrada de la Tienda de las Citas.
9 Yavé dijo a Moisés: 10 “Aléjate de esa comunidad, que voy a consumirlos en un instante.” 11 Ellos cayeron rostro en tierra. Dijo entonces Moisés a Aarón: “Toma el incensario, ponle fuego del que hay en el altar, échale incienso y vete corriendo hacia el pueblo para rogar por él. Porque ya se ha desatado la cólera de Yavé y ha comenzado el azote.
12 Aarón lo tomó como Moisés le había dicho y corrió a ponerse en medio del pueblo. La plaga había comenzado. 13 Echó incienso e hizo la expiación por el pueblo; se plantó entre los muertos y los vivos y cesó la muerte. 14 Los que murieron por esta plaga fueron catorce mil setecientos, sin contar los que habían muerto en el asunto de Coré. 15 Luego Aarón volvió donde Moisés a la entrada de la Tienda de las Citas: la plaga había cesado.

La rama de Aarón 

16 Yavé dijo a Moisés: 17 “Habla a los hijos de Israel y pídeles que te den una rama por cada tribu o familia paterna, doce ramas por los doce principales de las tribus, y escribirás el nombre de cada uno sobre su rama. 18 En la rama de Leví escribe el nombre de Aarón, pues a él le corresponde la rama por ser primero en su tribu.
19 Las depositarás en la Tienda de las Citas, delante del Testimonio, donde acostumbro a hablarte. 20 En esto se reconocerá al que yo elija; su rama echará brotes. Así no tendré ya que escuchar las críticas que los hijos de Israel profieren cotnra ustedes.”
21 Moisés habló a los hijos de Israel, y cada uno le dio una rama, doce en total, una por cada jefe de tribu. Entre sus ramas estaba también la rama de Aarón. 22 Moisés las depositó delante de Yavé en la Tienda de las Declaraciones divinas. 23 Al día siguiente, al entrar Moisés en la Tienda de las Declaraciones divinas, vio que la rama de Aarón, representante de la tribu de Leví, había cobrado vida: le habían  brotado yemas, había dado flores y producido almendras.
24 Moisés sactó todas las ramas de la presencia de Yavé y las mostró a los hijos de Israel: ellos las vieron y cada uno recobró la suya. 25 Entonces Yavé dijo a Moisés: “Vuelve a poner la rama de Aarón delante del Arca y guárdala como una advertencia para los rebeldes; con eso no tendré ya que escuchar sus críticas, que les traerían la muerte. 26 Moisés lo hizo así, tal como Yavé se lo había mandado.
27 Los hijos de Israel dijeron a Moisés: “Mira que vamos muriendo y pereciendo todos, 28 cualquiera que se acerque a la morada de Yavé muere, ¿acaso vamos a perecer todos?”

+ Varios prodigios muestran la autoridad de Aarón, la eficacia de su oración, por ser el sacerdote elegido por Dios. La rama de Aarón (17-23) es la imagen de la fecundidad que Dios concede a toda acción que se emprenda por orden suya y a toda vida que se consagra a él. (Jer 17,8; Sal 92-15)

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