sábado, 4 de febrero de 2012

14




14 1 Yavé, Dios de ustedes, los tiene por sus hijos.
No se hagan incisiones ni se corten el pelo en la frente por un difunto. 2 Pues tú eres un pueblo santo y consagrado a Yavé, tu Dios, Yavé te ha elegido de entre todos los pueblos que hay sobre la faz de la tierra, para que seas su propio pueblo.

Animales “puros” e “impuros”

*3 No comerán nada que sea impuro. Estos son los animales que podrán comer: 4 el buey, la oveja y la cabra, 5 el ciervo, la gacela y el gamo, la cabra montés, el antílope, el búfalo y la gamuza. 6 Osea que pueden comer cualquier animal rumiante de pezuña partida en dos mitades.
7 Sin embargo, de entre los rumiantes o que tienen la pezuña partida, no podrán comer de los siguientes: camello, liebre y conejo, pues si bien rumian, no tienen la pezuña partida; los tendrán por impuros. 8 Tampoco comerán carne de cerdo que tiene la pezuña partida, pero no rumia. Ustedes los tendrán por impuros: no comerán su carne ni tocarán su cadáver.
9 De todos los animelaes que viven en el agua, comerán los siguientes: todo el que tiene aletas y escamas. 10 Pero no el que no tiene aletas y escamas. A éstos los considerarán impuros. 11 Pueden comer toda ave pura. 12 No coman las siguientes: el águila, el quebrantahuesos, 13 el águila marina, el buitre, las diferentes  especies de halcón, 14 todas las especies de cuervos, 15 el avestruz, la lechuza, la gaviota y las diferentes especies de gavilanes, 16 el búho, el ibis, el cisne, 17 el pelícano, el calamón, el somomulo, la cigüeña, 18 las diferentes especies de garza real, la abubilla y el murciélago. 19 Consideren como impuro todo insecto que tiene alas, y no lo coman. 20 En cambio comerán toda ave pura.
21 No comerán de ningún animal hallado muerto. Se lo darás al forastero que reside en tu ciudad o bien lo venderás a un extranjero, sabiendo que tú eres un pueblo consagrado a Yavé, tu Dios. No cocerás el cabrito en la leche de su madre.

Los diezmos

(o) 22 Cada año separarás el diezmo de todo lo que hayas sembrado y que haya crecido en tus tierras. 23 En presencia de Yavé, en el lugar que El haya escogido para morada de su Nombre, comerás el diezmo de tu trigo, de tu aceite y de tu vino, así como los primeros nacidos de tu ganado mayor y menor. Con eso aprenderás a honrar a Yavé, tu Dios, todos los días de tu vida.
24 Podría ser que el camino sea demasiado largo y, por eso, no puedas llevar ese diezmo al lugar que Yavé ha elegido para morada de su Nombre. Entonces, cuando Yavé, tu Dios, te haya bendecido, 25 cambiarás todo por dinero. Llevarás el dinero en tu mano e irás al lugar elegido por Yavé; 26 allí comprarás todo lo que desees, sean vacas u ovejas, así como también vino o bebida fermentada, todo lo que gustes. Lo comerás allí en presencia de Yavé, y te alegrarás tú y los de tu casa. 27 Y  no olvidarás al levita que habita en tus ciudades, ya que él no tiene propiedades ni herencia como tú tienes.
28 Cada tres años separarás el diezmo de todas las cosechas del año, pero lo guardarás en tu ciudad. 29 Vendrá entonces a comer el levita que no tiene herencia propia entre ustedes, y el extranjero, el huérfano y la viuda, que habitan tus ciudades, y comerán hasta saciarse. Así Yavé bendecirá todas las obras de tus manos, todo lo que hayas emprendido.

* Otra lista de animales “puros” e “impuros” (ver Le 11)

(o) En 14,22-29 se habla de los diezmos, o sea, de esa décima parte de las cosechas que se ofrece a Dios. El Deuteronomio hace de la ofrenda una base de la vida del creyente. En otras partes de la Biblia se recalcará que “el justo tiene compasión, da y presta; y que, por fin, posee la tierra”, mientras “el impío pide prestado y no devuelve, y al final es arrancado de la tierra” (Sal 37). El que sabe dar, no derrocha: se conforma con lo  que tiene y no le falta nada, mientras que el que se niega a dar nunca tiene bastante ni se siente feliz (Prov 11,24) Ver también 2 Cor 9,6)
El mismo espíritu inspira el capítulo 15 sobre el año sabático (ver Lev 25,1)

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