jueves, 30 de junio de 2011

33

Salmo de Esperanza en Yavé

33 1 ¡Ay de ti, salteador que no has sido saqueado,
ladrón que no has sido todavía pillado!
Cuando hayas terminado tus asaltos, te saltearán,
y cuando hayas acabado con tus robos, te pillarán.
2 ¡Yavé, ten compasión de nosotros,
que esperamos en ti!
Sé tu nuestro apoyo, por la mañana,
y nuestra salvación en los momentos de aprieto.
3 Al sentir tus amenazas huyen los pueblos,
y cuando tú te paras, las naciones se dispersan.
4 Ustedes juntarán y se pelearán el botín.
como la langostas se amontonan
y se precipitan sobre el suyo.
5 Grande es Yavé, pues mora en las alturas,
y todo Sión conoce su justicia y su fuerza para salvar.
6 “Tu existencia está asegurada;
las riquezas que salvan son la sabiduría y la ciencia,
el temor de Yavé será tu tesoro.”

Intervención de Yavé

1 Miren cómo Ariel se queda por la calle
y cómo lloran amargamente los embajadores que venían en son de paz.
8 Los caminos están desiertos,
ya nadie pasa por allí.
No respetaron el contrato, han faltado a su palabra,
ya no se toma en cuenta a ninguna persona.
9 La tierra estça de luto y se muere,
el Líbano ha sido humillado, y queda árido,
el Sarón parece un desierto,
y un peladero, el Basán y el Carmelo.
10 “Ahora me levanto, dice Yavé,
y me pongo de pie con toda mi estatura.
11 Ustedes sembraron heno y cosecharán sólo paja,
mi respiración los quemará como una llama.
12 Los pueblos quearán reducidos a cenizas,
como zarzamora cortada a la que le prenden fuego.
13 Ustedes que están lejos, miren lo que he hecho,
y los que están cerca, conozcan cuál es mi fuerza.”
14 En Sión, los pecadores están angustiados
y los más impíos tiemblan de espanto.
¿Quién de nosotros podrá resistir a ese fuego devorador,
quién permanecerá al lado de esas llamas, que no se apagan nunca?
15 El que actúa siempre con honradez, que es sincero,
y que se niega a conseguir algo con trampa,
el que retira su mano para no aceptar la coima,
que se tapa los oídos para no oír sugerencias criminales
y cierra sus ojos para no ver la maldad.
16 Este tendrá su casa en las alturas,
vivirá seguro como en un castillo edificado sobre un peñasco
y nunca le faltarán ni el pan ni el agua.

Contempla a Sión

17 Tus ojos contemplarán a un rey en su esplendor
y verán un país inmenso.
18 Tu corazón recordará sus espantos, y dirás:
“¿Dónde está el opresor que pesaba y contaba los impuestos
y se llevaba a nuestros hijos?”
19 No verás más al pueblo insolente
cuyo idioma no se puede entender,
cuyas palabras te suenan raras.

30 Contempla a Sión, la ciudad de nuestras fiestas,
y que vean tus ojos a Jerusalén,
la casa segura,
la tienda que nunca se moverá.
Sus estacas no se mueven,
ni se rompen sus cuerdas.

21 Aquí está Yavé, el que hace cosas grandes por nosotros
más potente que río y amplios canales.
Aquí no cruzanlos barcos de remo
ni las naves poderosas,
22 sino que Yavé es el que nos gobierna,
Yavé nos pone leyes,
Yavé es nuestro rey:
El nos salvará.

23 Sus cordeles están sueltos, ya no sostienen más el mástil ni sirven para izar la bandera. Entonces serán tantas las cosas tomadas al enemigo que haya que repartir, que hasta los cojos se dedicarán a robar. 24 Y no habrá ningún habitante que diga: “Estoy enfermo”; al pueblo que allí viva, le perdonarán todos sus pecados.

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