viernes, 29 de abril de 2011

24

Los dos canastos con higos

24 1 Yavé me mostró dos canastos con higos, que estaban delante de su templo. Esto pasó después de que Nabucodonosor, rey de Babilonia, desterró a Jeconías, hijo de Joaquim, rey de Judá, y a los príncipes de Judá junto con los herreros ylos cerrajeros, y los llevó a Babilonia, lejos de Jerusalén.
2 Un canasto tenía higos muy buenos, como son los primeros que maduran; el otro tenía higos muy malos, tan malos que no se podían comer. 3 Y me preguntó Yavé: “¿Qué ves, Jeremías? Le contesté: “Higos. Los buenos son muy buenos, los malos son tan malos que no se pueden comer.”
4 entonces me habló Yavé, diciéndome: Esto es lo que piensa Yavé, Dios de Israel: 5 Así como se mira con gusto estos higos buenos, así me voy a interesar por el bien de los desterrados de Judá, que eché de este lugar al país de los caldeos. 6 Me fijaré que les vaya bien, los haré regresar a su tierra, los reconstruiré en vez de demolerlos, los plantaré en vez de arrancarlos. 7 Les daré un espíritu para que se den cuenta que yo soy Yavé. Serán mi pueblo y yo seré su Dios, pues volverán a mí con todo su corazón.
8 Pero así como se trata de los higos malos, tan malos que no se pueden comer, así –dice Yavé- trataré a Sedecías, rey de Judá, a sus príncipes, y al resto de los habitantes de Jerusalén, tanto a los que quedaron en este país como a los que vivían en Egipto.
9 Serán motivo de espanto para todos los reinos de la tierra, de vergüenza, de cuento, de burla y de maldición en todos los países adonde los echaré.
10 Enviaré contra ellos la espada, el hambre, la peste, hasta que hayan desaparecido del suelo, que les había dado a ellos y a sus padres.

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