viernes, 29 de abril de 2011

20

1 El sacerdote Pasjur, hijo de Immer, que era primer encargado de la Casa de Yavé, 2 al oír a Jeremías, mandó apalearlo, y lo hizo sujetar con cadenas en el calabozo de la puerta Alta de Benjamín, que está en la Casa de Yavé.
3 Al día siguiente, sacó Pasjur a Jeremías del calabozo. Entonces Jeremías le dijo: “No es Pasjur el nombre que Yavé te ha puesto. Sino que Terror para todos.” 4 Porque así dice Yavé:
“Yo haré que seas terror para ti mismo y para tus amigos, los cuales serán muertos por sus enemigos, ante tus propios ojos.
5 Entregará a toda la gente de Judá en manos del rey de Babilonia, para que sean llevados a esa ciudad o muertos a espaa. Entregaré a los enemigos las riquezas de Jerusalén, tanto sus reservas como sus cosas preciosas, y los tesoros de los reyes de Judá. Los enemigos saquearán y tomarán todo, llevándoselo a Babilonia.
6 A ti también, Pasjur, te llevarán a Babilonia, junto cdon todos los que viven en tu casa. Allí morirás y serás sepultado, igual que tus amigos, a quienes engañas con profecías falsas.”

Me has seducido, Yavé

7 Me has seducido, Yavé,
y me dejé seducir por ti,
me hiciste violencia y fuiste el más fuerte,
y ahora soy motivo de risa,
toda la gente se burla de mí.

8 Pues me pongo a hablar, y son amenazas,
no les anunciomás que violencias y saqueos.
la palabra de Yavé me acarrea cada día insultos.

9 Por eso decidí no recordar más a Yavé,
ni hablar más de parte de él.
pero sentí en mí algo así como un fuego ardiente
aprisionado en mis huesos,
y aunque yo trataba de apagarlo, no podía.

10 Yo oía a mis adversarios que decían contra mí:
“¿Cuándo, por fin, lo denunciarán?”
Ahora me observan los que antes me saludaban,
esperando que yo tropiece para desquitarse de mí.

11 Pero Yavé está conmigo, él, mi poderoso defensor;
los que me persiguen no me vencerán.
Caerán ellos y tendrán la vergüenza de su fracaso,
y su humillación no se olvidará jamás.

12 Yavé, Señor, tus ojos están pendientes del hombre justo.
Tú conoces las conciencias y los corazones,
haz que vea cuando te desquites de ellos,
porque a ti he confiado mi defensa.
3 ¡Canten y alaben a Yavé,
que salvó al desamparado de las manos de los malvados!

14 ¡Maldito sea el día en que nací!
¿El día en que mi madre me dio a luz no sea bendito!
15 Maldito sea el hombre que anunció a mi padre esta noticia:
“Te ha nacido un hijo varón”,
y le colmó con esa alegría.
16 Que ese hombre sea como aquellas ciudades
que Yavé ha destruido sin compasión,
que sienta el grito de alarma en la mañana
y el clamor de guerra al mediodía.
17 Puesto que no me hizo morir en el seno materno:
¡Mi madre habría sido mi tumba
y así me habría llevado siempre en su seno!
18 ¿Para qué, pues, salí de sus entrañas?
para vivir angustia y tormento
y acabar mis días en la humillación.



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