viernes, 11 de marzo de 2011

24

24 1 Una palabra de Yavé me llegó el año noveno, el día diez del décimo mes: 2 “Hijo de hombre, nota esta fecha, porque justamente en este día el rey de Babilonia se ha lanzado contra Jerusalén. 3 Háblales a este pueblo de rebeldes, en figuras, y diles:
Así me ordenó Yavé: Toma una olla. Echale agua. 4 Ponle trozos de carne, trozos buenos de pierna y de costillar, llénala con las mejores presas. 5 Toma el animal más gordo. Amontona leña y hazla hervir a borbotones, de modo que se cuezan hasta los huesos.
6 Porque así dice Yavé: ¡Pobre de la ciudad sanguinaria, olla mugrienta cuyo moho no desaparece! Sacarán las presas una por una, sin perdonar a nadie, 7 porque la sangre derramada por esta Ciudad, está dentro de ella. La derramó sobre piedras muy limpias y no sobre la tierra, donde el polvo la habría cubierto. 8 Y yo no voy a cubrir la sangre que se derramó sobre la roca desnuda, sino que haré caer sobre ella mi enojo y tomaré mi desquite.
9 ¡Pobre de la ciudad sanguinaria! Yo haré una gran fogata. 10 Amontona leña, enciéndela, cuece la carne, ponle aliño y deja que los huesos se quemen. 11 Deja la olla vacía sobre las brasas para que se caliente hasta que el cobre se ponga rojo, y así se consuma el moho. 12 ¡Me fatigo y no desaparecen las manchas. El moho resiste el fuego!
13 Traté de purificarte de tu impureza vergonzosa, pero no te has dejado purificar de tu mancha. Por eso, ya no serás pura hasta que yo no desencadene mi enojo sobre ti.
14 Yo, Yavé, he dicho: Así pasará, asílo haré y no volveré atrás, no tendré piedad ni compasión. Te juzgaré según tu conducta y tus obras.”

Muere la esposa de Ezequiel

15 Me llegó una palabra de Yavé: “Hijo de hombre, voy a quitarte en forma repentina a aquella que es tu tesoro, 16 pero no te lamentarás ni dejarás correr tus lágrimas.
17 Suspira en silencio, no hagas duelo, ponte el turbante y las sandalias. No te cubras la barba, ni comas los manjares del tiempo de duelo.”
18 Yo había hablado al pueblo por la mañana, y en la tarde murió mi esposa. Al día siguiente hice lo que me ordenó el Señor. 19 El pueblo entonces me dijo: “¿Qué significa lo que estás haciendo? Explícanos.”
20 Yo les respondí: “A mí me llegó esta palabra de Yavé: 21 Di a Israel; voy a profanar mi Templo, orgullo, gloria de Israel, delicia de sus ojos, amor de su corazón. 22 Los hijos e hijas de ustedes, que se quedaron en Jerusalén, caerán al filo de la espada, pero ustedes harán como yo: ni barba cubierta, ni manjares de duelo; ustedes guardarán el turbante y las sandalias. 23 Por sus pecados, sí, llorarán, se consumirán y gemirán, mirándose el uno al otro. 24 Ezequiel es un signo para ustedes y, cuando suceda esto, harán como él hizo. Entonces sabrán que yo soy Yavé.

25 Y tú, hijo de hombre, el día en que yo les quite ese Templo que es su refugio, su orgullo y su alegría, la delicia de sus ojos, el amor de su corazón, junto a sus hijos e hijas, 26 en ese día llegará a ti el que huyó de la ciudad para traerte noticias. 27 Entonces tu lengua se soltará para que puedas hablar con él, y ya no serás mudo. Tú serás una señal para ellos, y conocerán que yo soy Yavé.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario