lunes, 8 de noviembre de 2010

3

3 1 Oración del profeta Habacuq, en forma de lamentaciones.
2 Yavé, he oído hablar de tu fama; he admirado tu obra, oh Yavé. Reanúdala en esos tiempos, dala a conocer en esos días. Recuérdate de tu misericordia entre tus enojos.
3 Viene Dios de Temán,
el Santo, desde el monte Parán.
Su majestad envuelve a los cielos
y su Gloria repleta a la tierra.
4 Se asemeja a la luz su resplandor,
un par de rayos brotan de sus manos,
con el fin de ocultar su poder.

5 Abriéndole camino va la peste,
y viene detrás de él la fiebre ardiente.
6 Se detiene, y la tierra se estremece,
mira y se sobresaltan las naciones,
las montañas eternas se desploman,
las colinas antiguas se derriten.
¡Yavé sale como en tiempos pasados!
7 Vi que cundía el miedo en las tiendas de Cusán;
que temblaban de espanto las carpas de Madián.
8 ¿Contra quién, oh Yavé, se enciende tu ira?
¿Es tu cólera en contra de los ríos
o estás enfurecido con el mar,
para que andes montado en tus caballos
de pie sobre tus carros victoriosos?
9 Preparas tu arco para disparar
y lo llenas de flechas con veneno.
Con torrentes agrietas el terreno,
10 las montañas te ven y se estremecen:
sobreviene un diluvio.
11 El sol levanta sus manos
y la luna se para de repente
al ver el relámpago de tus flechas,
el rayo fulgurante de tu lanza.
12 Caminas muymolesto por la tierra,
con ira pisoteas las naciones.
13 Has salido en socorro de tu pueblo,
a salvar a tu ungido.
Has demolido la casa del impío
y arrasado sus cimientos hasta el fondo.
14 Traspasas con tus flechas la cabeza
de sus nobles, que vienen contra mí,
felices de poderme triturar
como si se tratara de comerse
a un desgraciado allí donde se esconde.
15 Tú has pisado la mar con tus caballos,
las olas que se agitan con violencia.
16 Al oírlo, mi corazón palpita,
al sentirlo, mis labios se estremecen,
se corrompe la médula en mis huesos,
y temblequean mis piernas.
Espero, en paz, el día del castigo
contra el pueblo que ha venido a atacarnos.
17 Pues aunque no florezca más la higuera
ni den las viñas uva en adelante;
aunque falte el producto del olivo
y se niegue la tierra a darnos pan;
aunque no tenga ovejas el corral
y se queden sin bueyes los establos.
18 Yo seguiré alegrándome en Yavé,
lleno de gozo en Dios, mi Salvador,
19 pues, me apoyo en Yavé, que es mi Señor,
que da a mis pies la agilidad de un ciervo
y me hace caminar por las alturas.

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