martes, 9 de noviembre de 2010

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2 1 Miren al que viene por los montes y nos trae la buena nueva, el que anuncia la paz. ¡Celebra tus fiestas, oh Judá, cumple tus votos! Porque no volverá a pasar por ti el impío, ha sido extirpado totalmente. 2 Pues Yavé ha restablecido la gloria de Jacob, él mismo es el orgullo de Israel. Los devastadores han sido devastados y destruidos sus sarmientos.

Sobre el fin de Nínive

3 Monta la guardia en el muro.
Vigila el camino y prepárate para el asalto,
porque viene contra ti el destructor.
El escudo de sus valientes rojea,
sus valientes están vestidos de púrpura.
4 Los carros alistados brillan como antorchas
y sus hombres llevan el rostro cubierto.
Se lanzan a las calles y corren por las plazas,
como antorchas encendidas,
Como relámpagos.
5 En la ciudad el rey llama a sus generales,
pero tropiezan en su carrera;
corren hacia la muralla
y se coloca la pared de defensa.
6 Se rompen los diques del río
y se derrumba el palacio.
7 La diosa ha sido llevada y desterrada
y sus siervas lloran
y gimen como palomas,
y se dan golpes en el pecho.
8 Nínive parece un estanque de aguas;
pero de aguas que se van,
todos huyen. Nadie vuelve
cuando se le grita: “Detente”
10 “Roben la plata y saqueen el oro”,
pues son innumerables los tesoros,
verdaderos montones de objetos preciosos.
11 ¡Destrozo, saqueo, devastación!
Los corazones desfallecen,
tiemblan las rodillas,
se estremecen los cuerpos
y palidecen los rostros.
12 ¿Dónde está la cueva de los leones,
guarida de sus cachorros,
donde iban a llevar sus crías
sin que nadie los molestara?
13 El león desgarraba para sus cachorros,
mataba para sus leonas
y llenaba sus guaridas de presas
y de carne despedazada.
14 Pero aquí estoy yo contra ti, dice Yavé Sebaot:
Yo convertiré en cenizas tus carros,
y la espada, devorará tus cachorros;
yo pondré fin a tus robos,
y no se oirá más el grito de tus mensajeros.

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