lunes, 8 de noviembre de 2010

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¿Por qué me haces ver la injusticia?

1 1 Este fue el encargo que recibió en una visión el profeta Habacuq:

2 ¿Hasta cuándo, Yavé, te pediré socorro
sin que tú me hagas caso,
y te denunciaré que hay violencia
sin que tú me liberes?
3 ¿Por qué me obligas a ver la injusticia
y te quedas mirando la opresión?
Sólo observo robos y atropello
y no hay más que querellas y altercados.
4 La Ley está sin fuerza
y ya no salen decretos justos.
como los malvados mandan a los buenos,
no se ve más que derecho torcido.

Primera respuesta

5 Miren, traidores y contemplen, asómbrense y quédense alelados, porque voy a realizar en su época, una hazaña tan extraordinaria, que sino se la hubieran contado, no la creerían.
6 Pues yo soy quien empuja a los caldeos, pueblo terrible y arrollador, que recorre enormes distancias para apoderarse de países ajenos. 7 Son hombres terribles y peligrosos, que no tienen otra ley que su fuerza. 8 Sus caballos son más rápidos que las panteras, más veloces que los lobos de la estepa, 9 sus jinetes galopan y vienen desde lejos, vuelan como el águila que se precipita sobre su presa.
Cuando se lanzan todos al asalto, sus caras están ardientes como el viento del desierto, amontonan los cautivos como arena. 10 Este pueblo se burla de los reyes, se ríe de los soberanos; no le importan las ciudades fortificadas, pues levanta terraplenes y se apodera de ellas. 11 ¡Y así pasa y se va como el viento…! ¡Su fuerza es su dios!

Segunda queja del profeta

12 Yavé, ¡mi Dios, mi Santo! ¿No eres tú Yavé, desde tiempos lejanos? Tú no puedes morir, oh Yavé. ¿Tú has puesto a este pueblo para que haga cumplir tus leyes, lo que has afirmado como una roca para que sirva de castigo?
13 Tienes tus ojos tan puros que no soportas el mal y no puedes ver la opresión. ¿Por qué, entonces, miras a los traidores y observas en silencio como el malvado se traga al otro más bueno que él? 14 Tú tratas a los hombres como a los peces del mar, como a los reptiles que no pertenecen a nadie. 15 Aquel los pesca a todos con su anzuelo, los saca con su red y los va amontonando con su malla. 16 Feliz y contento por su pesca, le ofrece sacrificios a su red, quema incienso a sus mallas, pues a ellas les debe que haya pescado tanto y tenga que comer en abundancia. 17 ¿Seguirá, pues, vaciando constantemente su red, masacrando sin piedad a las naciones?

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