miércoles, 6 de octubre de 2010

20

Sofar: El malo perecerá

20
1 Sofar de Naamat tomó la palabra y dijo:
2 “Mis reflexiones me llevan a contestar
a consecuencia de lo que siento.
3 Al oír una lección que me ofende,
mis pensamientos me inspiran una respuesta.

4 ¿No sabes tú que desde siempre,
desde que fue puesto el hombre sobre la tierra,
5 la alegría del malvado es breve
y el gozo del perverso dura sólo un instante?
6 Aunque se elevara hasta los cielos
y toque las nubes con la cabeza,
7 como un fantasma desaparece para siempre;
los que lo veían dicen: “¿Dónde está?”
8 Se va como un sueño, se vuela y ya no lo hallan,
huye como una visión nocturna.
9 El que lo observa ya no lo ve,
y tampoco lo divisa el lugar donde vivía.
10 Sus huesos rebosaban de vigor juvenil:
su vigor ahora está junto a él en el polvo.

11 Si el mal era dulce a su boca,
si lo ocultó bajo su lengua,
12 si allí lo conservó y lo retuvo
y lo guardó en medio del paladar,
13 su comida se corrompe en el estómago,
y se vuelve veneno en su interior.

14 Tiene que vomitar las riquezas que tragó,
Dios las hace salir de su vientre.
15 Chupaba veneno de áspides:
una lengua de víbora lo mata.
16 Ya no verá los arroyos de aceite fresco,
los torrentes de miel y de mantequilla.
17 Devuelve su ganancia sin tragarla,
y no puede gozar el fruto de su negocio.
18 Porque despojó por la fuerza a los pobres
y robó su casa en vez de construirla,
sus hijos pagarán a los pobres,
y sus propias manos devolverán sus riquezas.
19 Porque su vientre se mostró insaciable,
nadie podía resistir a su apetito,
20 ni escapar de su comida.
por eso no dura su bienestar.
21 En plena riqueza, sufre miseria
y cae sobre él la desgracia.

22 Cuando está llenándose el vientre,
Dios desencadena sobre él sur ira
y hace llover sus flechas sobre él.
23 Si logra huir del arma de hierro,
lo traspasa el arco de bronce.
24 Una flecha le sale de la espalda
y un rayo de su hígado.
Lo invade el miedo.

25 Las tinieblas están reservadas para él,
un fuego que no encendió el hombre lo devora
y consume cuando queda en su tienda.
26 Aguas desbordadas se llevan su casa,
empujadas por la cólera de Dios.
27 Los cielos revelan su falta
y la tierra se levanta contra él.
28 Esta es la herencia que el malvado recibe de Dios,
tal es la parte que le fijó.”

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