sábado, 14 de agosto de 2010

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Tu Dios será mi Dios

1 1 Cuando gobernaban los Jueces en Israel, hubo una gran hambruna en el país. Debido a eso, un hombre de Belén de Judá se trasladó a los campos de Moab con su mujer y sus dos hijos. 2 El hombre se llamaba Elimelec; su esposa Noemí, y sus hijos Majalón y Guilyón.
3 Al poco tiempo falleció Elimelec, y Noemí quedó sola con sus dos hijos. 4 Ambos tomaron por esposas a mujeres moabitas; una de ellas se llamaba Orfa y la otra, Rut. 5 Al cabo de diez años murieron también los dos hombres y Noemí quedó desamparada sin esposo y sin hijos.
6 Entonces decidió salir de Moab en compañía de sus nueras, 7 pues había oído decir que Yavé se había acordado de su pueblo y les había dado qué comer. 8 Cuando estaban en camino de regreso a Judá, Noemí habló a sus nueras: “Creo que es mejor que ustedes se vayan a sus casas. 9 Que el Señor les recompense todo lo bueno que han hecho con mis hijos y conmigo, y les permita que encuentran cada un esposo con quien puedan vivir en paz.” 10 y enseguida les dio un abrazo. Pero ellas, llorando, le respondieron: “No nos iremos, sino que seguiremos contigo.”
11 “Vuelvan a sus casas, volvió a decir Noemí, pues ¿qué sacan con venir conmigo? Ya no puedo tener hijos para que sean sus maridos. 12 Les repito, regresen a sus hogares, pues yo soy ya vieja para casarme de nuevo. Y aunque tuviera la remota esperanza de casarme esta misma noche y de tener hijos, 13 ¿serían ustedes capaces de esperar que fueran grandes? ¿Dejarían por eso de casarse? No, hijitas, bastante me ha castigo ya dios para que vaya yo a agregar esta preocupaciónpor ustedes.”
14 Ellas seguíanllorando hasta que, al fin, Orfa, dándole unbeso, se fue a su casa. Rut, en cambio, se quedó con ella. 15 Noemí le dijo entonces: “¿Por qué no te vas también con tu cuñada para que así regreses a tu casa y a tus dioses?” 16 Rut le replicó: “No me obligues a dejarte, yéndome lejos de ti, pues adónde tú vayas, iré yo; y donde tú vivas, viviré yo, tu pueblo será mi pueblo y tu Dios será mi Dios. 17 Donde tú mueras, allí también quiero morir yo y ser enterrada. Que el Señor me castigue como es debido si no es la muerte la que nos separe.” 18 Viendo Noemí que Rut se mantenía firme en su decisión, no quiso insistirle más. 19 Y continuando, el camino llegaron las dos a Belén. Todo el mundo se impresionó al verlas llegar. 20 Y como Noemí se diera cuenta de que las mujeres comentaban: “Pero ¿esta es la Noemí?”, 21 les dijo: “No me llamen por mi nombre, sino que díganme: Amarga, porque el Todopoderoso me ha llenado de amargura. Partí con todo, y el Señor me hace volver con las manos vacías. ¿Para qué, pues, me llaman Noemí cuando Yavé me ha condenado a ser una desgraciada?”
22 Así fue como Noemí, acompañada de Rut, su nuera moabita, regresó de Moab. Y justo cuando llegaron a Belén, estaba comenzando la cosecha de la cebada.

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