martes, 10 de agosto de 2010

10

10 1 El rey Asuero estableció un impuesto en los países del continente y en las islas del mar. 2 Todo lo que realizó durante su gobierno y todas sus hazañas, como también la narración del ascenso de Mardoqueo, se encuentran narrados en el libro de las Crónicas de los reyes de Media y de Persia. 3 Así se lee, en efecto, que Mardoqueo era el primer ministro del rey; que fue muy apreciado por los judíos, querido por todos sus hermanos, 4 que procuró siempre el bien de su pueblo y que vivió preocupado de la felicidad de sus connacionales.
Reflexionando sobre todo lo que había pasado, dijo Mardoqueo: “Sin duda que todo esto ha venido de Dios. 6 Pues si me pongo a repasar el sueño que tuve, nada falta de lo que vi entonces: ni el pequeño manantial que se convirtió en un río desbordante, ni la luz que brillaba, ni el sol. 7 El río es Ester, a quien el rey tomó por esposa y la hizo reina. Los dos dragones somos Amán y yo. 8 Las naciones son aquellos que se organizaron para hacer desaparecer a la nación judía. 9 Mi pueblo es Israel, que clamó a Dios y fue escuchado. Sí, el Señor ha salvado a su pueblo; el Señor nos ha librado de todos estos males y Dios ha realizado una serie de milagros y maravillas como nunca se vieron en otras naciones. 10 En realidad, él trazó dos destinos, uno para su pueblo y otro para las demás naciones. 11 Ambos se cumplieron en la hora y fecha señalada, es decir, en el día en que él intervino en medio de todas las naciones. 12 Dios, entonces, se acordó de su pueblo e hizo justicia a su heredad. 12 Por eso, los días 14 y 15 del mes de Adar serán, en adelante, días de reunión, de alegría y de fiesta delante de Dios para su pueblo, Israel, desde ahora y para siempre.”

No hay comentarios:

Publicar un comentario