sábado, 3 de julio de 2010

40

Miseria de la vida humana

40 1 Un penoso trajín ha sido impuesto a todos los hombres, un pesado yugo agobia a los hijos de Adán desde el día en que salen del seno materno, hasta aquel en que vuelven a la madre tierra.
2 El objeto de sus reflexiones, su temor íntimo es la perspectiva continua del día de su muerte.
3 Desde el que se sienta glorioso en su trono hasta el pobre sentado en tierra y ceniza, 4 desde el que lleva púrpura y corona hasta el que viste paño ordinario, no hay más que ira, envidia, turbación, inquietud; temor de la muerte, rivalidades y querellas.
5 Y en la hora en que acostados descansan, el sueño de la noche no hace sino cambiar las preocupaciones; 6 apenas encuentran el descanso cuando, en seguida, como en pleno día, 7 están agitados en su sueño por pesadillas, como un fugitivo del campo de batalla.
En el momento de volver a su tarea, se despiertan maravillados de lo infundado de sus temores.
8 Para toda criatura, desde el hombre al animal, pero mucho más para los pecadores: 9 muerte, sangre, disputas y guerra, desgracias, hambre, destrucciones, calamidad.
10 Todo eso fue hecho para los pecadores, y por su causa vino el diluvio.
11 Todo lo que viene de la tierra vuelve a la tierra, y lo que viene del agua vuelve al mar. 12 Todo soborno e injusticia desparecerán, pero la fidelidad permanecerá perpetuamente.
13 Las riquezas de los injustos pasarán como un torrente, como el trueno que estalla en la tempestad. 14 Con su destrucción los oprimidos se llenan de gozo: porque los pecadores perecerán al fin.
15 Los retoños de los impíos tendrán pocas ramas, las raíces bastardas no encontrarán más que dura roca.
16 Las cañas que abundan en todas las aguas y al borde del río serán arrancadas ante cualquier otra planta.
17 La generosidad es como un paraíso de bendiciones y la misericordia permanece para siempre.
18 El hombre contento y el trabajador tienen una vida tranquila, pero mejor que ellos el que encuentra un tesoro.
19 Los hijos y el fundar una ciudad eternizan un nombre; pero más aún haber hallado la sabiduría. Ganados y plantaciones dan fama, pero más se aprecia a una mujer perfecta.
20 El vino y la música llevan alegría al corazón; pero mucho más el amor a la sabiduría.
21 La flauta y la cítara embellecen el canto, pero más dulce es una voz melodiosa.
22 Gracia y belleza alegran los ojos, pero más el verdor de los campos.
23 El amigo ayuda a su amigo en el momento oportuno, pero mejor al hombre lo ayuda su esposa.
24 Hermanos y protectores son útiles en los días malos, pero más que ambos salva la limosna.
25 El oro y la plata aseguran el andar, pero más estimable es el consejo.
26 La riqueza y la fuerza dan seguridad, pero más el temor del Señor. Con el temor del Señor no hay humillación; con él no hay que buscar apoyo.
27 El temor del señor es un paraíso de bendición; él lo colocó más arriba que toda gloria.
28 Hijo mío, no vivas pidiendo limosnas, más vale morir que mendigar.
29 No es vida la del hombre que atisba la mesa del vecino. Se ensucia la boca con comida de extranjeros, un hombre instruido y bien educado se cuidará de hacerlo.
30 Lo que regalaron al hombre irresponsable le parece dulce en su boca, pero en su vientre será fuego ardiente.

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