sábado, 31 de julio de 2010

3

3 1 Señor todopoderoso, Dios de Israel, un alma angustiada, un espíritu turbado es quien te clama: 2 Señor, escucha y apiádate, porque hemos pecado contra ti.
3 Tú reinas para siempre, y nosotros perecemos para siempre. Señor todopoderoso, 4 Dios de Israel, escucha, pues, la súplica de los muertos de Israel. Somos los hijos de los que pecaron en contra de ti y no escucharon la voz del Señor su Dios: de ahí las calamidades que se nos han apegado. 5 No te acuerdes de las injusticias de nuestros padres, sino que en esta hora acuérdate de tu poder y de tu Nombre.
6 Sí, tú eres el Señor, nuestro Dios, y nosotros queremos alabarte, Señor. 7 Por eso pusiste en nuestros corazones tu temor para que invoquemos tu Nombre. Queremos alabarte en nuestro destierro, ya que hemos alejado de nuestro corazón toda la malicia de nuestros padres que pecaron delante de ti. 8 Aquí estamos, todavía hoy, en este destierro en que nos dispersaste para ser despreciados, maldecidos y condenados, después de todas las faltas de nuestros padres que se alejaron del Señor Dios nuestro.

¿Quién encontró la sabiduría?

9 Escucha Israel, los mandatos de la vida,
pon atención para que puedas discernir.
10 Israel, ¿por qué te encuentras en tierra de enemigos
y envejeces en un país extraño.
11 donde te manchas con hombres impuros
y te cuentan entre los que van al abismo?
12 Es que dejaste la fuente de la Sabiduría
13 Si hubieras seguido el camino de Dios,
sería la paz para siempre.
14 Aprende dónde está la prudencia,
la fuerza y la inteligencia,
para saber dónde están larga vida,
días alegres y paz.

15 ¿Quién ubicará la sabiduría
y entrará a la bodega de sus tesoros?
16 ¿Dónde están ahora los soberanos
que dominaban hasta las bestias del campo
17 y jugaban con las aves del cielo,
los que acumulaban plata y oro,
que confiaban en ellos
y que nunca se cansaban de acumularlos?
18 ¿Y dónde están esos joyeros cuya destreza pasaba el entendimiento?
19 Ya no son, y otros tomaron su puesto.
20 Una nueva generación goza la luz del día y ocupa la tierra.
Pero no conocen los caminos del saber
ni se preocupan por él
y no añaden a la experiencia de sus padres.
22 De ella no se oyó en Canaán
ni fue vista en Temán.
23 No la encontraron los árabes inquietos,
los mercaderes de Madián y Temán,
los autores de fábulas ni los filósofos;
no conocieron el camino de la sabiduría
ni descubrieron sus senderos.
24 ¡Oh Israel, qué grande es la casa de Dios
y el lugar de su dominio!
25 Alto y ancho, no tiene límites ni medidas.
26 Allí nacieron los antiguos y famosos gigantes,
fuertes y entendidos en el arte de la guerra.
27 Pero Dios no los eligió
ni les enseñó el camino de la sabiduría.
28 Murieron por carecer de prudencia,
perecieron por su locura.

29 ¿Quién fue al cielo y la trajo?
¿Quién la bajó desde las nubes?
¿Quién la comprará a precio de oro?
31 No hay quien conozcas su camino,
nadie imagina sus senderos.
32 La conoce el que todo lo sabe,
la descubrió con su inteligencia
el que arregló la tierra para siempre,
y la llenó de animales.
33 El que envía la luz, y la luz llega,
el que la llama y vuelve temblorosa:
34 brillan los astros en su puesto de guardia llenos de alegría.
35 Los llama él y responden: ¡Aquí estamos! Y brillan alegres a su Creador.
36 Este es nuestro Dios,
ninguno otro se puede comparar a él.

37 Recorrió todos los caminos de la ciencia,
y se la dio a su servidor Jacob,
a los hijos de Israel, sus predilectos.
38 Después se apareció la sabiduría en la tierra.

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