miércoles, 16 de junio de 2010

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Después de una liberación.- Dios ha derrotado a los reyes que atacaban Jerusalén, la Ciudad Santa, su victoria anuncia otra definitiva en que salvará a los humildes. “Como el relámpago que ilumina el cielo desde el Oriente hasta el Occidente, así será la venida del Hijo del Hombre.”

2 Nuestro Dios se ha manifestado.
¡Qué fama se ha ganado en Israel!

3 En Jerusalén está su carpa,
Sión es el lugar de su morada.
4 Allí ha roto la fuerza de los arcos,
escudos y espadas: toda la guerra.

5 ¡Oh triunfador, brillante de luz,
sobre montañas de trofeos!
6 Los valientes han sido despojados
y se quedan dormidos en su sueño:

7 desfallecieron los brazos de los guerreros.
A tu amenaza, oh Dios de Jacob,
carros y caballos quedaron paralizados.

8 Tú eres terrible, ¿quién resiste, o h Dios,
la fuerza de tu enojo?
9 Desde el cielo pronuncias la sentencia,
y la tierra, asustada, calla
al levantarse Dios para su juicio,
10 para salvar a todos los humildes de su país.
11 Aun tus contrarios cantarán tu gloria
y los que sobrevivan te celebrarán.

12 Hagan votos al Señor y cúmplanlos;
vengan de todas partes
y llévenle sus ofrendas al Terrible,
13 al que corta el aliento de los grandes,
al que asusta a los reyes de la tierra.

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