viernes, 18 de junio de 2010

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Visitas la tierra y la colmas de riquezas.- El salmista da gracias por las ricas cosechas de un año fértil. Esta prosperidad de la tierra nos hace pensar en otra que Dios dispensa a sus amigos. También para la Iglesia hay lluvias de primavera, cosechas de verano y cantos de alegría.

2 En Sión te alabaremos, oh Dios,
en Jerusalén cumpliremos nuestros votos:
3 toda criatura sube hacia ti,
que escuchas la súplica.
4 Los mortales vienen a ti
con sus culpas a cuestas;
nos abruman nuestros pecados,
pero tú los perdonas.

5 ¡Feliz tu invitado, tu elegido,
para hospedarse en tus atrios!
Nos saciaremos con los bienes de tu casa
con las cosas sagradas de tu templo.
6 Tú nos responderás, como es debido,
con maravillas, Dios Salvador nuestro,
esperanza de todas las naciones
y de los territorios más lejanos.

7 Tú que fijas los montes con tu fuerza
y que de un gran poder vas revestid.
8 Tú calmas el bramido de los mares,
el fragor de sus olas
y el clamor de los pueblos.

9 Tus prodigios asustan a la gente
que vive al fin del mundo,
tú haces que se oigan gritos de alegría
donde aparece el sol y donde se entra.

10 Tú visitas la tierra y le das agua
y le entregas riquezas abundantes.
Los arroyos de Dios están repletos,
preparas a los hombres su alimento.

11 Tú preparas la tierra de esta forma:
vas regando sus surcos,
rompiendo sus terrones;
con las lluvias la ablandas
y bendices sus siembras.

12 Terminas felizmente tu buen año.
las ruedas de tu carro
van chorreando abundancia;
13 el suelo del desierto está mojado,
los cerros se revisten de verdor.
14 Sus praderas se llenan de rebaños
y los valles se cubren de trigales;
todos cantan y saltan de alegría.

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