lunes, 21 de junio de 2010

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El justo no sucumbirá.- Oración de los millones de oprimidos para los que no ha brillado la esperanza. “Recogiste, señor, nuestras lágrimas!

2 Dios mío, ten compasión de mí, que me hostigan; todo el día me aprietan mis enemigos.
3 Me vigilan y me hostigan sin cesar ¡cuántos son los que me combaten!
4 Altísimo, el día que me invade el temor, me refugio en ti.
5 Confío en Dios y nada temo, alabo su promesa. ¿Qué puede contra mí un ser de carne y hueso?
6 Me humillan el día entero, sólo piensan en hacerme daño.
7 Se juntan y me tienden lazos, y me van siguiendo el rastro para quitarme la vida.
8 Después de tanta maldad, no se salvarán. Oh Dios, entrégalos a sus enemigos.
9 Tú sabes cuántas veces tuve que huir, ¿no lo tienes anotado en tu libro? Recogiste mis lágrimas.
10 Mis enemigos retrocederán siempre que te invoque: bien sé que mi Señor está conmigo.
11 ¡Gracias a mi Dios por su promesa! ¡Gracias al Señor por su promesa!
12 En Dios confío y nada temo, ¿qué puede hacerme el hombre?

13 Cumpliré, oh Dios, mis promesas. Te ofreceré sacrificios de alabanza porque me sacaste de la muerte.

14 Tú me cuidaste para que no cayera, por eso seguiré caminando en tu presencia en la luz de los vivientes.

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