miércoles, 30 de junio de 2010

3

¡Cuántos son mis enemigos!.- El rey David, como todo cristiano, tiene un aliado más fuerte que todos sus enemigos juntos: Dios.

2 ¡Oh, Dios! Cuántos son mis enemigos,
Cuántos los que se alzan contra mí,
3 cuántos los que dicen de mi vida:
“Dios no puede ser su salvación.”

4 Mas tú, mi Dios, eres escudo que me ciñes,
mi gloria, que sostienes mi cabeza.
5 A voz en cuello clamo a mi Señor
y él me responde de su monte santo.

6 Yo, sea que me acueste, que me duerma,
o me levante, sé que Dios me ayuda.
7 No temo a los millares de esa gente,
que vienen contra mí de todas partes.

8 ¡Levántate, Señor, sálvame, oh Dios!
Tú les pegas en la cara a mis contrarios
y les rompes los dientes a los malos.
9 ¡La salvación es cosa del Señor!
manda tu bendición sobre tu pueblo.

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