lunes, 28 de junio de 2010

28 (27)

No te hagas el sordo, Roca mía.

1 Señor, a ti clamo: no te hagas el sordo, Roca mía. Porque si tú no me oyes, seré semejante a los que bajan al sepulcro.
2 Oye la voz de mi corazón cuando a ti grito. Cuando elevo mis manos, oh Señor, hacia tu Templo santo.
3 No me arranques con los pecadores y los malhechores, con los que hablan de paz a sus hermanos y llevan la maldad en el alma.
4 Págales tú de acuerdo a sus obras, y según la malicia de sus crímenes. Págales y dales su merecido.
5 Porque no miran los hechos del Señor ni atienden a las obras de sus manos: destrúyelos y ya no se levanten.
6 Bendito sea el Señor, porque ha escuchado la voz de mi plegaria.
7 El Señor es mi fuerza y mi escudo. Esperé en él y me socorrió. Por eso me alegro y le canto agradecido.
8 Firmeza es el Señor para su pueblo, defensa y salvación para su ungido.

9 Señor, salva a tu pueblo, bendice a los tuyos, pastoréalos y condúcelos tú eternamente.

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