lunes, 28 de junio de 2010

26 (25)

Oración del hombre cumplidor.- Hagamos nuestra la oración de ese “justo” que venía a reafirmar su fidelidad. No nos fijemos en nuestros propios méritos, como el fariseo, sino e la personalidad nueva que revestimos por el bautismo: Cristo nos ha purificado y nos ha hecho ricos.

1 Júzgame, Señor, y verás que sigo la senda de los perfectos. Confío en el Señor y, por eso, no vacilaré.
2 Revísame, Señor, y ponme a prueba, explora mi interior y mi conciencia.
3 De tu amor hacia mí nunca me olvido y guía tu verdad todos mis pasos.
4 Jamás me siento con hombres tramposos, ni me junto con la gente hipócrita.
5 Aborrezco el partido de los malos, no me quiero sentar con los impíos.
6 Llevo mis manos limpias de pecado, y voy caminando en torno de tu altar.
7 Haciendo resonar la acción de gracias y anunciando tus obras admirables.
8 Señor, amo la casa en que tú moras y el sitio donde reposa tu Gloria.
9 No me trates como a los pecadores, ni me castigues como a los violentos.
10 No hay en sus manos más que corrupción, y su derecha está llena de cohechos.
11 Y a mí, como busco ser perfecto, rescátame, Señor, ten compasión de mí. 12 Mis pies pisan en terreno firme; bendeciré en su Iglesia al Señor.

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