martes, 1 de junio de 2010

142 (141)

En la hora de la prueba.- Oración del que está en la más profunda miseria. Este salmo se adapta a la Pasión de Cristo, y San Francisco quiso rezarlo al morir.

2 Yo le imploro al Señor, a grandes voces,
le suplico al Señor, a grandes voces.

3 En su presencia expongo mi tristeza
y coloco delante de él mi angustia,
4 cuando llego a quedarme sin resuello;
pero tú bien conoces mi conducta.

5 Por donde yo pasaba
pusieron una trampa.
Dirige a la derecha tu mirada
y ve cómo ninguno me conoce.
no hay para mí esperanza
ni hay quien tenga cuidado de mi vida.

6 A ti clamo, Señor, a ti te digo:
tú eres mi protección,
mi herencia en esta tierra de los vivos.
7 Atiende a mi clamor,
porque soy sumamente desgraciado.

Ponme a salvo de mis perseguidores,
que me ganan en fuerza.
8 Haz que salga con vida de la cárcel
y así pueda dar gracias a tu Nombre.

Me rodearán los justos
al saber los favores que me has hecho.

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