miércoles, 27 de enero de 2010

3

Inquietudes de Pablo

3 1 Por eso no pude soportar más, y decidí quedarme solo en Atenas, 2 enviándoles a Timoteo, hermano nuestro y ministro de Dios en el Evangelio de Cristo. Se lo mandé con el fin de fortalecerlos en la fe 3 y darles ánimo, para que nadie se dejara conmover por las pruebas que ahora soportan. Ya saben ustedes que ése es nuestro destino. 4 Cuando estábamos con ustedes se lo decíamos: tendremos que enfrentar la persecución, cosa que han podido comprobar. 5 Por eso no pude esperar más, y mandé a Timoteo para enterarme de la fe de ustedes, no sea que el Tentador ya los haya hecho tropezar; resultando inútil nuestro trabajo.
6 Mas ahora Timoteo acaba de volver, muy bien impresionado por la fe y la caridad de ustedes. El nos dice que conservan siempre buen recuerdo de nosotros y que tienen tantas ganas de vernos como nosotros a ustedes. 7 ¡Qué consuelo para nosotros hermanos, en medio de todas nuestras angustias y pruebas, saber que ustedes perseveran en la fe! 8 Y nosotros volvemos a vivir si ustedes están firmes en el Señor.
9 ¿Cómo podríamos dar bastantes gracias a Dios por ustedes y por tanta alegría que nos hacen sentir ante Dios? 10 De noche y de día pedimos con la mayor insistencia volver a verlos para completar lo que todavía falta a su fe.
11 Que el propio Dios nuestro Padre y Jesús, nuestro Señor, nos allanen el camino para ir a visitarlos, 12 que el Señor los haga crecer mas y más en el amor que se tienen unos a otros y también a los demás, imitando el amo que a ustedes les demostramos! 13 ¡Que él los fortalezca interiormente para que sean santos e irreprochables, el día en que venga Jesús, nuestro Señor, con todos su santos!

No hay comentarios:

Publicar un comentario