martes, 19 de enero de 2010

5

Varios consejos

5 1 Ahora me dirijo a los presbíteros que hay entre ustedes; yo también soy presbítero y testigo de los sufrimientos de Cristo, con la esperanza de participar en la Gloria que se va amanifestar. 2 Les ruego, pues, que apacienten el rebaño de Dios que les ha sido confiado, cuidándolo no a la fuerza, sino más bien con gusto, a la manera de Dios. No piensen en alguna ganancia, sino que háganlo por entrega generosa, 3 no como si fueran dueños de los que están a su cargo, sino tratando de ser modelos del rebaño. 4 Entonces, cuando aparezca el Jefe de los Pastores, ustedes recibirán de modo de corona la Gloria que no pasa.
5 Que los más jóvenes, a su vez, se sometan a la autoridad de los presbíteros. En sus relaciones mutuas, que todos sean humildes, consderándose servidores de los demás, porque Dios resiste a los orgullosos, pero da su gracia los humildes
6 Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los levante a su tiempo. 7 Depositen en él todas las preocupaciones, pues él cuida de ustedes.
8 Sean sobrios y estén despiertos, porque su enemigo, el diablo, ronda como león rugiendo, buscando a quien devorar. 9 Resístanle firme en la fe, sabiendo que nuestros hermanos dispersos por todo el mundo enfrentan semejantes persecuciones. 10 Dios, de quien proviene toda gracia, los ha llamado a compartir con Cristo su eterna Gloria, y después de que sufran un poco los hará perfectos, firmes, fuertes e incomovibles. 11 ¡Gloria a él por los siglos de los siglos! ¡Amén!
12 Por medio de Silverio, a quien considero hermano fiel, les escribí estas breves líneas. Quise instruirlos, recalcando lo que realmente es la gracia de Dios. Permanezcan en ella.
13 Reciban los saludos de la comunidad que está en Babilonia y que Dios ha reunido tal como a ustedes, también los saluda mi hijo Marcos. 14 Salúdense unos a otros con un abrazo fraternal.
Paz a todos ustedes, que son de Cristo.

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